NUEVA YORK — Serena Williams lo dijo claramente: no es justo. Un deportista masculino jamás tendrá que tomar esa decisión.
Pero después de una carrera histórica que trasformó y trascendió su deporte, Williams, que el mes próximo cumple 41 años, ha dicho al mundo que dejará el tenis para concentrarse en tener un segundo hijo y que su primogénita, Olympia, sea una hermana mayor. Su explicación en un largo artículo para Vogue repercutió entre las mujeres deportistas y de otras profesiones, muchas de las cuales comprendieron perfectamente sus palabras, “algo tiene que ceder”. Y a la idea de que no, una no puede tenerlo todo, al menos no todo al mismo tiempo.
Muchas observaron que las hazañas de Williams, entre ellas ganar uno de los torneos mayores cuando llevaba dos meses de embarazo, le daban un aspecto sobrehumano. Pero, como dijo la profesora Sherie Randolph, se espera de cualquier mujer que sea capaz de combinar el trabajo y la maternidad sin tropiezos.
“La sociedad hace creer a las mujeres que pueden tener todo al mismo tiempo: ser la mejor mamá en el hogar y la mejor en su trabajo”, dijo Randolph, quien enseña historia en la universidad Georgia Tech, fundó un instituto de investigaciones feminista negro y está escribiendo un libro sobre las madres afroestadounidenses.
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“Pero eso no es lo que sucede en la realidad de la mayoría de las mujeres”, dijo. “Lo que sucede al fin y al cabo es que las mujeres trabajadoras están agotadas por el exceso de esfuerzo en dos trabajos exigentes: la maternidad y su profesión”. Como si fuera una ilustración de lo que intentaba demostrar, el hijo de 4 años de Randolph la interrumpía constantemente mientras explicaba sus ideas sobre la decisión de Williams en una entrevista telefónica.
Al explicar que su hija anhelaba ser una hermana mayor, Williams dijo que no quería volver a embarazarse siendo deportista: “Debo tener los dos pies dentro del tenis o los dos pies afuera”.
“Créanme”, escribió la campeona de 23 Grand Slams. “Jamás quise tener que elegir entre el tenis y la familia. No me parece justo. Si yo fuera hombre no escribiría esto porque estaría jugando y mi esposa haría el trabajo físico de ampliar nuestra familia”.
“Tal vez sería más como Tom Brady si tuviera la oportunidad”, añadió en alusión al superastro del fútbol americano, de 45 años, que hace poco anunció su retiro y se retractó 40 días después.
Muchas mujeres, al hablar sobre el anuncio de Williams, reflexionaron sobre el insoportable dolor de tener que decidir en nombre del “tenerlo todo”.
“Incluso como mujer sentada frente a un escritorio, a quien su trabajo no exige un esfuerzo físico, he sentido ese desgarramiento entre mi carrera y mi familia”, dijo Jo McKinney, de 57 años, ejecutiva de una agencia de publicidad neoyorquina.
“Retrospectivamente, pienso que ojalá no me tacharan de falta de ambición cada vez que elegía a mi familia sobre mi trabajo”, dijo. “El artículo de Serena me puso la piel de gallina porque dice lo que muchas de nosotras sentimos y tenemos miedo de decir en voz alta: no es justo y algo tiene que ceder”.