El sospechoso de decapitar a una joven madre con una espada samurái en San Carlos, California, se presentó en la corte del condado San Mateo el lunes.
Fue allí donde José Solano Landaeta, de 33 años, se vio frente a frente con la familia de la víctima Karina Castro, quien era su expareja.
El fiscal Steve Wagstaffe, que está representando a la familia, dijo que el abogado del sospechoso pidió que examinaran si su cliente es competente o no para ser juzgado, una petición que por protocolo requiere que varios médicos examinen su salud y capacidad mental antes de continuar con la audiencia.
Solano enfrenta cargos por homicidio y uso de un arma letal, una espada samurái, que el fiscal dice que habría sido usada por el sospechoso para cortar el cuello de Castro y luego, múltiples veces, repetir el corte en el mismo lugar hasta casi decapitarla.
Recibe las noticias locales y los pronósticos del tiempo directo a tu email. Inscríbete para recibir newsletters de Telemundo Washington aquí.
El fiscal asegura que examinar la salud mental de Solano no significa que le den impunidad, pero sí retrasa el proceso penal varías semanas mientras se hace la evaluación y, según el resultado, podría cambiar sustancialmente la sentencia.
“Realmente el hecho de que digan que la persona tiene esquizofrenia y por eso lo hizo eso para mí no es justificación, un crimen es un crimen y no se puede perdonar”, dijo Gabino Hernández, residente del condado San Mateo.
Él es un antiguo compañero de trabajo del padre de Castro y su sentir se vio reflejado en varios miembros de la comunidad que acudieron este lunes al altar improvisado en honor a la joven.
El fiscal dice que no es la primera vez que el sospechoso ha sido juzgado en un caso criminal en la última década y que en corte se le mantiene sin la posibilidad de fianza y con una orden de restricción para que no se pueda acercar a las hijas de Castro.
Agregó que hay historial de violencia doméstica en la relación y el sospechoso tenía una orden de restricción para mantenerse alejado de la víctima, pero dice que el día del homicidio, Castro no reportó a las autoridades que Solano había violado la orden.
“Espero que se haga justicia, no soy Dios o nadie, pero soy madre y espero que descanse en paz y esté en el cielo bien y ojalá que su familia pueda recuperar a sus niñas”, dijo Roxana Ardon, quien conocía a la víctima.
Las dos hijas pequeñas de Castro están en custodia de los servicios de protección infantil. La comunidad se ha unido en este caso con el altar improvisado y también miles de dólares en donaciones para la familia de la víctima.
Se espera que este caso se vuelva a presentar en la corte del condado San Mateo el martes.