Esta historia fue publicada originalmente por NBC New York 10 años después de los ataques.
Los zapatos negros de la marca Cole Haan, su maletín de cuero y traje gris son como reliquias de un museo en el armario de Edward Fine.
"Estos son los zapatos que usé ese día", dice. "El traje es el mismo, solo que limpio, por supuesto".
Fine guardó todo lo que llevaba puesto el 11 de septiembre de 2001, cuando un fotógrafo le tomó una foto alejándose de las Torres Gemelas, cubierto de polvo y escombros, con un paño sobre la boca. La fotografía se convirtió más tarde en una imagen icónica del día de los ataques.
Recibe las noticias locales y los pronósticos del tiempo directo a tu email. Inscríbete para recibir newsletters de Telemundo Washington aquí.
"No quería que nadie me tomara una foto", dice Fine ahora. "No me detuve a posar para esa foto y no tenía idea de que la habían tomado".
La foto acabó en la portada de la revista Fortune, con el titular “Up From the Ashes”. Y con eso, Fine se convirtió en el rostro de ese día histórico.
Sentado en el patio trasero de su casa en Watchung, Nueva Jersey, Fine pudo contar el día con increíble detalle.
“Diez años están grabados en mi memoria. Fue absolutamente horrible, pero este evento está grabado en mi memoria y estará grabado en mi memoria mientras viva, cada pequeño detalle", dijo.
Fine no trabajaba en el World Trade Center. El asesor de inversiones simplemente estaba de visita porque tenía una cita en la Torre Norte, que fue la primera en ser impactada y la última en caer.
Estaba en el piso 87, esperando que un ascensor bajara, cuando el avión se estrelló. Recuerda el largo descenso por los 87 tramos de escaleras, junto con cientos de personas más. Mientras se alejaba rápidamente de las torres, todavía estaba pensando en cómo llegaría a su próxima cita cuando la Torre Sur se derrumbó.
"Miré hacia atrás y vi una enorme nube de escombros esparciéndose por la cuadra, y el trabajador de EMT me gritó que me bajara", dijo Fine. "Momentos después podías sentir los escombros calientes cayendo sobre tu cuerpo, se sentía como ceniza tibia".
"Cuando finalmente me levanté, abrí los ojos y me picaron, pero tampoco podía ver nada, solo oscuridad", contó.
La ahora famosa fotografía fue tomada cuando se levantó del suelo, debajo de varios pies de escombros. Fine se alejaba cojeando porque le dolían las rodillas de bajar tantas escaleras.
Cree que sobrevivió por una razón.
Desde que se alejó del peor ataque terrorista en la historia de Estados Unidos, Fine ha encontrado una nueva pasión.
Durante la última década ha trabajado para Unilife, una empresa que fabrica jeringas de un solo uso, para ayudar a proteger a los trabajadores de la salud de lesiones innecesarias por pinchazos.
Y cuando no está trabajando, pasa tiempo con su nieta, concentrándose en las cosas importantes de su vida. "No importa lo oscuro que sea el día, el mañana llega y vamos a hacer de mañana un día mejor que hoy", afirma.