VALLE DEL RÍO GRANDE, Texas- Las casas de seguridad han servido como la última escala dentro del largo camino hacia el norte del país para los migrantes que buscan una mejor vida en los Estados Unidos.
Y las redadas de estas casas son el pan de cada día para los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Sin agua y sin comida, y muchas veces por largos días, los migrantes esperan con incertidumbre encerrados en un pequeño cuarto, para que los traficantes cumplan con su palabra y los lleven a su destino final.
Entre estos grupos, los agentes a veces se encuentran con menores de edad, que llegan con familiares o sin acompañantes.
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En nuestro recorrido una niña de tan solo 6 años, confundida y asustada, no sabía por qué agentes federales, por la ventana, les ordenaba a las personas con las cuales ha pasado semanas encerrada, que se pusieran sus zapatos y salieran de la casa.
El asecho del crimen organizado y la peligrosa hazaña de cruzar el Río Grande no son los únicos peligos a los que se enfrentan estos migrantes, pues está el riesgo de la exposición al COVID-19 por falta de equipo de protección personal.
Y sumando las precarias condiciones de salud en las que algunos viajan se corre el riesgo de que su travesía termine en tragedia si no son atendidos a tiempo.
Inmigración
En uno de los operativos, agentes hallaron a una migrante hondureña que padece de epilepsia y estaba encerrada con más de 37 personas. Las cámaras de Noticias Telemundo 40 pudieron captar el momento cuando su cuerpo dejó de responder, por lo que tuvo que ser atendida.
“Solo Dios sabe la necesidad que estamos pasando. Y seguimos aquí, si es el propósito de Él," dijo una migrante que rezaba en grupo.
Sin embargo, no es el mismo dios al que le rezan los coyotes, pues conforme a los agentes, ellos acuden a la Santa Muerte por protección.
Agentes de la Patrulla Fronteriza aseguraron que, en la mayoría de estas casas, se encuentran con altares, veladoras y ofrendas para la Niña Blanca.
Conforme al agente Jesús Elizondo, las condiciones de estos lugares son deplorables y pedir ayuda les resulta prácticamente imposible.
Elizondo agregó que en muchas ocasiones los migrantes viven bajo amenaza de no recibir ayuda a quien salga, les piden más dinero a familiares para librarlos e incluso los dejan sin comunicación confiscando sus celulares.
En nuestro recorrido también se alertó de un operativo para tratar de localizar por vía aérea y vía terrestre a varios migrantes que tratron de huir de la Patrulla Fronteriza entre la maleza y el calor extremo.
Más de 100 personas fueron detenidas en las tres redadas que acudimos a lo largo del Valle de Texas esperando a que un traficante los llevara a su último destino el cual nunca llegó abandonándolos y dejando sus sueños al azar, todo por confiar en las personas equivocadas.