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Comunidad se une para ayudar a un alumno de Virginia que provee por su familia

En la unión está la fuerza dice un viejo refrán. Una comunidad se unió esfuerzos para tenderle una mano a un joven en esta época navideña.

A sus 17 años, este estudiante se convirtió en el principal proveedor de su familia. La directiva de la escuela McLean High School notó los desvelos y las largas horas laborales que hacía, y decidieron intervenir cuando estaban a punto de sacarlos a la calle.

Sin pensarlo dos veces, la comunidad de la escuela secundaria McLean en el norte de Virginia se inspiró en el compromiso que uno de sus estudiantes tiene hacia su familia. 

A sus 17 años, un estudiante a quien llamaremos “Carlos” para proteger su identidad, se convirtió en el principal proveedor de su familia. Su rutina empieza a las 7 a.m. con una larga jornada escolar, para luego tomar el reto de dos trabajos que concluyen a las 3 a.m. Horas después, la historia se repite.

“Es un adolescente viviendo la vida de un adulto”, dijo su madre. “Sé que la responsabilidad es mía como madre, pero en este momento no encuentro un trabajo. He estado buscando por un lado, buscando por otro, pero la situación está bien difícil en este país, la verdad”.

La de ella es una familia sobreviviente a la violencia doméstica, sumado a la epilepsia que padece el hermano menor y los problemas pulmonares de la mamá. Todo esto obligó a Carlos a asumir la responsabilidad de su hogar. 

Los miembros de la junta directiva de McLean High School notaron los desvelos de Carlos y las largas jornadas laborales que tenía. Justo cuando estaban a punto de desalojarlos de su hogar, decidieron intervenir.

“Él es una de las personas más amables que he conocido. Sabíamos que estaba pasando un momento difícil, así que compartimos su historia con la comunidad porque queríamos que tuviese todo lo que necesita para poder graduarse. Así que sin pensarlo dos veces todos colaboraron para darle a él y su familia la ayuda que necesitan y aminorar el estrés que él tenía”, dijo Ellen Reilly, la directora de la escuela.

La ayuda llegó a tiempo, y ahora Carlos y su familia tendrán una navidad en casa. Y aunque no soluciona el problema a largo plazo, le da un respiro a este hondureño que afirma seguir creyendo en el sueño americano. 

“La verdad no me arrepiento de nada, porque osea si no hacía esto, quién sabe qué estaría haciendo. No todo en la vida es fácil, así que uno tiene que hacer sacrificios para lograr lo que uno quiere”, dijo el joven. 

El empeño de Carlos, quien aspira a ser doctor, ha inspirado a otros estudiantes. Él afirma que hará de su vida una de propósito.

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