Una madre en el condado de Spotsylvania, Virginia, se declaró culpable el lunes de homicidio involuntario por la muerte de su hijo de 4 años, quien consumió una cantidad mortal de gomitas con infusión de marihuana el año pasado.
Las autoridades dijeron que Dorothy Annette Clements no recibió ayuda lo suficientemente pronto para su hijo, Tanner Clements, cuando lo encontraron inconsciente el 6 de mayo de 2022 en una casa que ambos estaban visitando.
Tanner Clements murió dos días después. Una autopsia encontró que el THC causó la muerte del niño. El THC es el ingrediente activo de la marihuana que eleva a las personas.
En octubre, Dorothy Clements fue arrestada y acusada de asesinato. Ese cargo se redujo a homicidio involuntario como parte de un acuerdo de culpabilidad que los fiscales hicieron con Dorothy Clements el lunes. También admitió un cargo de abuso y negligencia infantil.
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Dorothy Clements fue sentenciada a 20 años de prisión, con 10 años de suspensión. Se espera que cumpla un total de 10 años en prisión.
Según los documentos de la orden de allanamiento, Dorothy Clements le dijo a un detective de la policía que su hijo se comió la mitad de una gominola de CBD y que llamó al control de envenenamiento y le aseguraron que estaría bien.
Pero la detective indicó que encontró un frasco de gominolas de THC vacío en la casa y los resultados de toxicología mostraron que Tanner Clements tenía niveles extremadamente altos de THC en su sistema, según los documentos.
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Los investigadores dijeron que podría haber sobrevivido si Dorothy Clements lo hubiera ayudado antes.
Los peligros de los niños que consumen gomitas de THC
La Dra. Jill McCabe, médica de la sala de emergencias pediátricas del Hospital Inova Loudoun, explicó que cualquier cantidad de THC puede ser problemática para los niños, y es un problema cada vez mayor.
"Las gominolas de THC definitivamente en cualquier cantidad representan un riesgo para los niños. Hay muchas razones para eso. Una es que el empaque no incluye ningún tipo de mecanismo a prueba de niños", expresó McCabe. "También se ven como dulces, por lo que son algo, cuando los niños los encuentran, la mayoría de los niños se los meten en la boca y los ingieren".
La cantidad de THC en las gomitas no está regulada y puede variar ampliamente.
Los padres deben guardar bajo llave cualquier producto con esta sustancia para asegurarse de que los niños no puedan acceder a ellos, exhortó McCabe.
Una madre de Maryland compartió una historia de advertencia con nuestra cadena hermana NBC Washington en 2021 después de que su hijo pequeño, sin saberlo, comió algunos de los comestibles de marihuana que le recetaron para dormir.
"Estaba inusualmente letárgico", dijo Elizabeth Perry. "… Lo estaba poniendo a dormir y lo acosté, y comenzó a temblar y llorar y me miró con miedo absoluto en sus ojos".
Oliver fue trasladado de urgencia al Centro Médico Anne Arundel, donde tuvo convulsiones y sus signos vitales cayeron. Los médicos realizaron pruebas, lo intubaron y lo trasladaron al Children's National Hospital en DC. Oliver se recuperó por completo después de la terrible experiencia de 36 horas.
Qué hacer si un niño come accidentalmente gomitas de THC
Una llamada a Poison Control, 1-800-222-1222, podría ser suficiente si el niño muestra síntomas menores, subrayó McCabe.
Pero cualquier síntoma grave, como vómitos o comportamiento letárgico, requiere una acción urgente.
"Si tienen dificultad para respirar, no respiran bien, tienen convulsiones, dificultad para caminar, vómitos muy letárgicos y persistentes, esas serían todas las razones para llamar de inmediato al 911 y llevar a su hijo al departamento de emergencias más cercano", recomendó McCabe.
Poison Control informa que otros efectos secundarios comunes que los niños pueden experimentar incluyen: frecuencia cardíaca rápida, somnolencia, confusión, alucinaciones, frecuencia cardíaca anormalmente lenta y presión arterial baja.
Investigaciones recientes sugieren que los niños más pequeños, especialmente los menores de 10 años, que están expuestos a los comestibles de cannabis tienen más probabilidades de requerir hospitalización y asistencia respiratoria que los niños mayores, según Poison Control.
