A 23 años desde los ataques del 11 de septiembre de 2001, el miércoles los líderes del Pentágono hicieron una pausa para reflexionar sobre un día marcado por la tragedia y el heroísmo.
Casi 3,000 personas murieron durante los ataques, incluidas 184 personas que murieron cuando un avión secuestrado se estrelló contra la sede del Departamento de Defensa en Arlington, Virginia.
El secretario de Defensa Lloyd Austin y el general Charles Q. Brown, presidente del Estado Mayor Conjunto, hablaron en una ceremonia en honor a las vidas perdidas.
Austin lo llamó un día de memoria y determinación.
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"Se puede sentir que cada vez más estadounidenses están volviendo a la vida normal en cada nuevo 11 de septiembre. Pero no aquí. No en el Pentágono. Porque recordamos", enfatizó.
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Austin extendió sus condolencias a las familias, amigos y seres queridos de las víctimas.
"Hemos reparado el daño a este edificio, pero no podemos reparar el daño a sus corazones", añadió.
El general Brown elogió a los héroes que arriesgaron sus propias vidas para salvar a otros.
“En medio de la destrucción, surgió algo profundo. Una demostración de determinación. Fue el coraje de quienes se lanzaron hacia el peligro, quienes eligieron no huir, sino ayudar, pero salvar, lo que proporcionó una luz en un momento de oscuridad”, destacó.
En una muestra de resiliencia, el Pentágono desplegó una bandera estadounidense sobre el edificio cuando salió el sol el miércoles.
Los homenajes a las víctimas comenzaron temprano también en Nueva York y Shanksville, Pensilvania.
En todo el país, miles de voluntarios honran el coraje y el sacrificio de ese día embelleciendo docenas de cementerios militares nacionales de Estados Unidos.