MÉXICO - Con melancolía y tristeza, María de los Ángeles Taboada recorre la casa que está llena de hermosos recuerdos, pero que ahora podría convertirse en el objeto de una disputa entre sus hijos.
“La verdad no sabemos a lo que nos vamos a enfrentar", admite Taboada.
Hace una semanas, su esposo falleció por COVID-19 y todo fue tan rápido que, dice, no tuvo de tiempo de designar por escrito a sus herederos.
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"No nos habíamos concientizado antes en hacer un testamento", lamenta Taboada.
En la misma situación han quedado en el último año cientos de familias en México.
Está pandemia ha dejado al descubierto que solo 1 de cada 20 ciudadanos acude a un notario a firmar su última voluntad; el resto dejan que sus familiares sean quienes se pongan de acuerdo.
“No queremos preparar las cosas “, dice la abogada Sonia Juárez, quien ha estado en medio de las guerras que se originan dentro de los hogares por el dinero y los inmuebles, y asegura que la falta de un testamento incluso ha terminado en tragedias.
“A lo mejor te toca un sobrino que quiere quedarse con toda tu herencia, a lo mejor no tuviste hijos, entonces los sobrinos van a empezar a pelear, o los hermanos se empiezan a pelear", dice Juárez, abogada por la UNAM.
Algunos mexicanos se justifican diciendo que el trámite es muy caro y hay prioridades.
"Tanto para médicos y eso se necesita dinero, se necesita liquidez y, si no tenemos eso, menos tenemos para dejar un testamento", dice Jenny Flores, quien no ha hecho el trámite.
Otros, reconocen que es lo último en lo que piensan.
"No se tiene la cultura para preverlo y a la larga, a final de cuentas, el problema es para los familiares", considera Miguel Casiquera.
Y solo pocos, como Ramón Aldama, se anticipan.
"Aun habiendo testamento, hay conflictos, porque la ambición humana no tiene límites", dice Aldama.
Y la prueba es que en medio de esta emergencia sanitaria, los juzgados se han llenado de expedientes de familias que se disputan lo que su difunto ser querido no repartió en vida.