KIEV, UCRANIA - Una veintena de hombres vestidos con ropa de camuflaje y pasamontañas esperan un autobús para cruzar la frontera desde Polonia a Ucrania. Vienen de Estados Unidos y de otras latitudes para formar parte de la denominada Legión Internacional, dispuestos a dar la vida para liberar el país de la invasión rusa.
En la estación de tren de Przemysl, una pequeña localidad fronteriza con Ucrania, hombres jóvenes y de mediana edad procedentes de Estados Unidos, Canadá, España o Francia apuran la última calada del cigarrillo mientras están atentos a los horarios de un autobús que les llevará a la frontera con Ucrania.
Lee Darnell es un capellán de Tennessee de 48 años que cambió su vida de misionero en África y Haití para poner rumbo a Ucrania el segundo día de la invasión rusa y combatió en el frente.
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"La verdad es muy simple. Una vez estás aquí, las unidades del ejército a quién quieres ayudar te pasan un proceso de entrevista para ver qué puedes poner encima de la mesa, qué puedes ofrecer y qué es lo que se te da bien. Y luego, te empiezan a convocar. Pero no convocan a todo el mundo, eso fue desesperanzador para algunos, pero para los que sí nos han convocado, estamos muy agradecidos", dice Lee Darnell, uno de los combatientes voluntarios.
Muchos de ellos no tienen experiencia militar alguna ni jamás han agarrado un rifle, pero todos tienen claro que luchar en el frente del este de Ucrania, donde se desarrollan los cruentos combates con las tropas rusas, es el único camino para parar la guerra.
"Los ucranianos necesitan el apoyo internacional para la guerra. La verdad es que si no tuvieran el apoyo internacional, no hubieran aguantado tanto. Y no estoy hablando solo de EE.UU. Estoy hablando de las sanciones, el conocimiento militar, la comida y medicamentos. Todo contribuye. Ucrania por ella misma no podría haber resistido contra Rusia. Cuando un país pasa por esa debilidad, esa violencia... todo el mundo tendría que alzarse y ayudar", sentenció Darnell.