Tres científicos ganaron el miércoles el Nobel de Química por su trabajo con puntos cuánticos.
Moungi Bawendi, del MIT; Louis Brus, de la Universidad de Columbia, y Alexei Ekimov, de Nanocrystals Technology Inc., fueron reconocidos por su trabajo con unas partículas diminutas que “tienen propiedades únicas y ahora arrojan su luz desde las pantallas de televisión y bombillas LED", según la Real Academia Sueca de las Ciencias, que anunció el premio en Estocolmo.
"Catalizan reacciones químicas y su clara luz puede iluminar tejido tumoral para un cirujano”, añadió la academia.
Los electrones de los puntos cuánticos tienen un movimiento limitado, lo que afecta a cómo absorben y muestran la luz visible y permite obtener colores muy brillantes.
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En un incidente inusual, los medios suecos reportaron los nombres de los ganadores antes del anuncio oficial.
“Una nota de prensa se envió por motivos aún desconocidos. Hemos estado muy activos esta mañana para determinar qué ocurrió exactamente”, dijo Hans Ellegren, secretario general de la academia, en la conferencia de prensa donde se anunció el premio. “Esto es muy desafortunado, lamentamos lo ocurrido”.
La Real Academia Sueca de las Ciencias, que concede los premios de física, química y economía, pide candidaturas con un año de antelación a miles de profesores universitarios y otros académicos de todo el mundo.
Entonces, un comité elegido para cada premio estudia a los candidatos en una serie de reuniones durante el año. Al final del proceso, el comité presenta una o más propuestas al pleno de la academia para una votación. Las deliberaciones, incluidos los nombres de los candidatos no premiados, se mantienen en secreto durante 50 años.
Ekimov, de 78 años, y Brus, de 80, son pioneros de esa tecnología, mientras que a Bawendi, de 62, se le reconoce haber revolucionado la producción de puntos cuánticos para obtener “partículas casi perfectas. Esa gran calidad era necesaria para utilizarlas en aplicaciones”, indicó la academia.
Bawendi dijo en la conferencia de prensa que se sentía “muy sorprendido, adormilado, conmocionado, desconcertado y muy reconocido”.
“La comunidad se dio cuenta de las implicaciones a mediados de la década de 1990, de que podría haber algunas aplicaciones en el mundo real”, añadió.
Cuando se le preguntó por la filtración de la noticia, dijo que no se había enterado del premio hasta la llamada de la academia.
El Nobel de Física de este año fue a parar el martes a la física francosueca Anne L'Huillier, el científico francés Pierre Agostine y Ferenc Krausz, nacido en Hungría, por lograr el primer vistazo en diminutas fracciones de segundo sobre el mundo ultrarrápido de los electrones.
Esas partes diminutas de cada átomo giran en torno a su núcleo y son fundamentales prácticamente para todo: la química, la física, nuestros cuerpos y nuestros aparatos.
La hungaroestadounidense Katalin Karikó y el estadounidense Drew Weissman ganaron el lunes el Nobel de Medicina por descubrimientos que permitieron el desarrollo de vacunas de ARN mensajero contra el COVID-19.
El año pasado, los estadounidenses Carolyn R. Bertozzi y K. Barry Sharpless, así como el científico danés Morten Meldal, recibieron el Nobel de Química por desarrollar una forma de “unir moléculas” que puede utilizarse para estudiar células, secuenciar ADN y diseñar medicamentos más precisos contra enfermedades como el cáncer.
El premio de química marca la mitad de la temporada de premios Nobel. Aún quedan por anunciar los galardones de literatura, paz y economía, en un proceso que concluye el 9 de octubre.
El dinero del premio se elevó este año en un 10%, a 11 millones de coronas suecas (en torno a un millón de dólares). Además del dinero, los ganadores reciben una medalla de oro de 18 quilates y un diploma en las ceremonias de entrega en diciembre.