Tegucigalpa, 1 may.- Miles de trabajadores hondureños marcharon este miércoles en las principales ciudades del país coreando consignas contra el presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, de quien exigieron su salida del poder, y que no se privatice la educación y la salud.
"Fuera JOH" (Juan Orlando Hernández), "No a la privatización de la salud y la educación", "No a la ley de trabajo por hora", "No más privatizaciones" y "Fuera narcodictadura corrupta de Honduras", se leía en algunas de las múltiples mantas y pancartas que llevaban los trabajadores.
En Tegucigalpa, la marcha pacífica comenzó en un bulevar en el extremo sur de la ciudad hasta el centro histórico, cuyos accesos, principalmente al Parlamento, amanecieron resguardados por grupos de policías provistos de bastones de madera, escudos y bombas lacrimógenas.
Casi al final de la marcha se registró un ligero incidente cuando un reducido grupo de manifestantes, en su mayoría con el rostro cubierto, intentaron hacer daño en la sede del gobernante Partido Nacional y lanzaban piedras a los policía que resguardaban el inmueble, que en años anteriores fue objeto de destrozos.
Los policías lanzaron gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes y pocos minutos después continúo la marcha con los que venían en la parte final.
En un manifiesto conjunto de las centrales obreras, leído en la Plaza Central por Juan Barahona, uno de los directivos del Partido Libertad y Refundación (Libre), que lidera el expresidente hondureño Manuel Zelaya, derrocado en 2009, los trabajadores señalaron que a partir del golpe de Estado "las condiciones de vida de los hondureños se han agravado".
Las perspectivas de los hondureños "serán peores", según los obreros, si no hay una organización de todos los sectores "contra el régimen" que preside Juan Orlando Hernández.
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"Lo que vivimos es una tragedia", añade el comunicado, en el que además los trabajadores señalaron que los banqueros, empresarios, dueños de medios de comunicación, ganaderos y otros sectores económicos, se aprovechan de eso "para aumentar sus ganancias" a través de la privatización de servicios públicos.
También acusaron a la empresa privada de haber alterado la democracia al apoyar en 2009 el golpe de Estado contra Manuel Zelaya, quien promovía reformas electorales que la ley le impedía y hoy fue uno de los participantes en la marcha, la que acompañó montado en bicicleta.
Zelaya dijo a periodistas que la clase trabajadora del país es "la más reprimida", devenga bajos salarios y para sobrevivir tiene que "endeudarse".
Además, señaló que solo con un pueblo organizado, con un "paro nacional" y la "insurrección", se puede sacar del poder a Juan Orlando Hernández, a quien acusa de haberse reelegido en 2017 mediante un "fraude".
Los trabajadores señalaron que la "dictadura" de Hernández ha creado más políticas neoliberales, que han causado más desempleo con una ley de trabajo temporal por hora, y que se ha atentado contra la sindicalización, contratos colectivos de trabajo y convenios internacionales.
El manifiesto indica que en el país se ha perdido el valor adquisitivo de la moneda, se asesina a campesinos, se enjuicia a líderes populares y atenta contra los pequeños y medianos productores con políticas internas y tratados internacionales de libre comercio.
Además, se violentan los derechos de los pueblos indígenas y negros, hay presos políticos y se criminaliza a los representantes sindicales.
Los trabajadores también exigieron que cese lo que consideran una "injerencia" de Estados Unidos en los asuntos internos de Honduras, además de acusar a Washington y países europeos de apoyar a Juan Orlando Hernández para que siga en el poder.
Denunciaron además que ni el Ministerio Público, ni la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (MACCIH), investigan a funcionarios y políticos cercanos al gobernante implicados en delitos de narcotráfico.
"La dictadura", indicaron los trabajadores, ha dejado exiliados, presos políticos, cierres de medios de comunicación y encarcelamiento de periodistas, entre otros hechos.
"No busquemos enemigos dentro de nosotros, sino dentro de quienes nos reprimen", finaliza el manifiesto de los trabajadores.